Descripción
Prólogo de Cristina Fernández Alonso[1]
Cada vez me gusta más la prosa poética que defiende el “Doctor Solidaridad”, apelativo del cronista oficial de Astorga del que Luis Fernández Terrón ya no podrá desprenderse. Los breves poemas que se insertan en el relato son una forma de reafirmar los principios y valores del autor haciendo reflexionar al lector sobre los pilares básicos de la vida. Por encima de todo defiende que el amor y el perdón nos hará más justos y libres, y el diálogo y la libertad de expresión más tolerantes y unidos. Esto último es justo lo que en la actualidad reivindican a gritos los profesionales de la comunicación, entre los que me incluyo, a los que se pretende acallar bajo presión con la amenaza del despido. Presión política o económica que golpea sobre la objetividad de los periodistas cuya misión es ofrecer cuantos más puntos de vista mejor para forjar una completa visión de la realidad. Ésta es precisamente la meta que se marca el protagonista del libro, Eugenio Prada, profesor de Gamara. Un hombre íntegro que busca el diálogo, el entendimiento y que trata de ayudar a los que le rodean con una clara vocación de servicio social. Un personaje que defiende a la familia sobre todas las cosas y que trasciende su profesión de enseñante, formando en valores y educando a todos cuantos desean seguirle.
Los relatos de Luis Fernández Terrón son como la vida misma… En ellos se entremezcla la tragedia y la alegría de vivir, el odio y el amor, la venganza y el perdón, y sobre todo, nos lleva a degustar el placer de las pequeñas cosas. Se para en la descripción de los paisajes, en la emoción del que ve por primera vez, y da cuenta del más mínimo detalle para hacernos la composición del lugar a la perfección, y eso que la narración nos deja con las ganas de un mayor número de líneas que devorar. Detalles que adornan un argumento que aborda los grandes interrogantes que se formula el ser humano: ¿qué misión se me ha encomendado en esta vida?, ¿qué quiero dejar tras de mí?, ¿qué enseñanzas quiero transmitir? De una forma sencilla, el protagonista va dando respuesta y resolviendo conflictos, ofreciendo serenidad y reflexión al lector.
El apego a la familia sólo lo rompe el deber de la partida, ya sea por motivos laborales o por la necesidad del olvido. El hogar es inquebrantable, pero los polluelos deben volar. Eugenio Prada y su hermano buscan su propio porvenir, algo que los jóvenes de hoy en día tienen que hacer cada vez más, no sólo fuera de su casa, sino de su país. Lo difícil que antaño se hacía coger un tren y un autobús para separarse del nido familiar apenas un centenar de kilómetros y, ahora, aunque vivamos a cuatro horas de avión, parece que estamos a tiro de piedra para reunirnos en cualquier celebración. Las comunicaciones han mejorado, pero la nostalgia y la pena de la partida siguen más vigentes que nunca (según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística-INE, seis leoneses emigran cada día a otro país). Cuando los hijos se van, nos queda la esperanza y la convicción de que sabrán defenderse en la vida y de que nuestras enseñanzas les guiarán en cualquier faceta de sus vidas. Eso es lo que nos transmite Olga.
Un relato posicionado claramente en contra de los nacionalismos y a favor de la unidad, en contra de los trepas y corruptos (“la envidia es la verdadera polilla del talento”) y que busca la bondad y la reconciliación. Una historia con retazos de la propia biografía del autor: su familia (algún nombre me suena), casos médicos (no podría ser de otra forma), su tierra (pueblos y comarcas), la minería (esta vez la pizarra), o periódicos (en los que tanto le gusta colaborar). Y siempre dejándose llevar por el destino que vuelve a unir almas que han sufrido por el mismo suceso, “manos tendidas para que el destino conciliara con amor lo que la ira había provocado”.
Manos tendidas las de Luis Fernández Terrón, que con este libro quiere de nuevo colaborar con los que más lo necesitan. Los de la delegación provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ya le conocen porque no es la primera vez, y los de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Astorga y Comarca recibirán también su ayuda para que el Centro de Día de la ciudad pueda tener unas instalaciones más amplias y adecuadas a las necesidades de los usuarios. Los beneficios obtenidos por la venta de esta publicación se repartirán entre ambas asociaciones.
Con sus anteriores publicaciones, el “Doctor Solidaridad” ha contribuido ya de forma desinteresada, y en más de una ocasión, a financiar las actividades de Manos Unidas, de Cáritas Diocesana de Astorga, de Médicos Sin Fronteras y de la Asociación Española Contra el Cáncer, y su deseo es ahora comenzar a aportar su generosidad a las asociaciones de la capital maragata, aunque ya ayudó también con las obras de restauración de la parroquia Santa Colomba de Puerta de Rey. Por esta afición de Terrón a la prosa poética, sé que habrá más libros en un futuro y sé que seguirá ofreciendo la recaudación obtenida por la venta a todas aquellas asociaciones sin ánimo de lucro que lo necesiten, así que para todos llegará… Así lo quiere el autor, siempre solidario, siempre bueno. Y los lectores, además de contribuir a un fin social, en este caso, podrán disfrutar y aprender de un relato que cuenta la historia de un gran hombre, que hizo el bien allá adonde fue y no le importó poner la otra mejilla…, el profesor de Gamara.
Cristina Fernández
[1] CRISTINA FERNÁNDEZ ALONSO. Periodista. Locutora de Cadena COPE, Astorga.
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