Descripción
¡Hoy no se pondrá el sol! es una recreación de la primera campaña del Duque de Alba en los Países Bajos (1.567-1.568). En ella se entremezclan los personajes históricos –la gran mayoría– con otros de ficción como el protagonista, don Rodrigo del Águila, conde del Altozano, que se incorpora a los Tercios que salen de Italia y, por el Camino Español, llegan a los Países Bajos.
La riqueza de escenarios –Italia, Francia, Países Bajos, España–, la intensidad de la acción –duelos, batallas, amores, traiciones–, las implicaciones políticas… son los elementos que Rafael Rico domina con maestría y cuyo resultado es esta novela que seguro hará pasar al lector unas buenas horas de entretenimiento y aprendizaje.
Esta es mi primera novela. Mucho escribir y más leer, muchos y muchos libros. Cuando se me pasó, por primera vez, la idea por la cabeza, la pregunta inicial que me hice fue si me iba a permitir ciertas licencias históricas con los personajes de la novela. La respuesta fue muy clara: las mínimas. Me he cernido a los acontecimientos que sucedieron y cómo sucedieron. Tan solo las andanzas de los personajes ficticios son completamente inventadas. Esta claro que no se puede reproducir lo que dijeron unos y otros, pero con un poco de imaginación y, conociendo algo de la persona, el momento y el lugar en que se encontraban, no es muy difícil. Solo hay que ponerse —un poco—, en su lugar.
En la novela he intentado conservar, en todo lo que me ha sido posible, las medidas de longitud, pesaje y tiempo, de la época, sabiendo que se hace algo mas pesado al lector, por aquello de tener que traducir dichas medidas (valga una pequeña ayuda a pie de página). Lo mismo ocurre con los nombres de los personajes y ciudades, procurando cernirme a cómo eran en el momento en que se desarrollan los hechos de la novela o, si son complicados, poner el más común para su mejor comprensión. Cualquier error es mío y de nadie más.
Muchísima gente me ha apoyado en el tiempo que he invertido en la novela, familia y amigos. Cada una de las letras que la componen está dedicada a ellos. Y puedo decir con orgullo, que el motivo inicial que me llevó a escribirla se ha cumplido. Solo conocía algunos detalles de ésta magnífica época, pues me había centrado en la época romana y en la edad media europea. El comprarme el primer libro de historia sobre este período abrió para mí un mundo increíble, desconocido en gran parte, por desgracia, para mí y para la mayoría de las personas, repleto de mentiras o medias verdades que hemos aguantado de otros y hoy día, hemos olvidado nuestro pasado, aquel glorioso pasado en que el mundo estaba regido por los españoles, con todo lo bueno y lo malo que ello supone, pero que jamás debemos olvidar todo aquello que somos, hemos sido y sentimos en nuestro interior, fruto de los cientos de miles de personas que dieron su sangre por defender los ideales de una patria que aún perdura y, esperemos, dure para siempre. Al menos a mi me ha servido para querer aun más a España. A mí, me basta.
En Málaga, a veinte y nueve de marzo de 2007, festividad de San Pentale, mártir
Rafael Carlos Rico Cabeza
…No cabía más que esperar. Ante nosotros y, descendiendo la meseta de Essigny, por la antigua calzada romana, se encontraban las cansadas, agotadas tropas de Anne de Montmorency. Quince mil infantes y unos cuatro mil jinetes intentaban ponerse en situación de combate una vez vieron como, su camino a la salvación, estaba cortado por dos mil hombres subidos a caballo.
Todo era desorden. La impedimenta, víveres, las dieciocho piezas de artillería, soldados agotados tras ser derrotados ante los muros de San Quintín. Confusión para unos hombres que, tras una agotadora marcha y vencidos en combate, acosados por parte de la caballería de Lamoral de Egmont, veían como unos fantasmas, sacados de sus peores pesadillas, les negaban la salida que creían haber merecido. Ahora sólo les quedaba luchar. Su honor les impedía rendirse. Tal vez si preguntara a sus hombres la respuesta hubiera sido diferente. Porque los caballeros, dentro de sus hermosas armaduras, tenían poco que temer. A lo sumo, un tiempo de prisión y el pago de un rescate. El condestable de Francia, el general que tomó Metz y otras plazas de la Lorena, decidió luchar. Algunos lo pagarían, por mi padre…
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