Invitación a la melancolía

Descripción

Estoy sentado en la cafetería del Centro Comercial, mirando la mano posada en el libro que acabo de comprar, Invitación a la melancolía, y no sé si voy a poder leer ya, quizá estas Navidades, mientras cae la nieve, al fuego del hogar cuando no hay hoguera, casi nadie enciende ya verdadero fuego, es todo virtual, estoy pensando mientras los veo venir entre el tumulto, haciéndome señas, sonrientes.

Lo he abierto y ojeado por arriba, palpado y olido, y se me ha quedado el pensamiento en uno de los lemas que se proponen al principio, bien para orientar al lector en algún sentido, bien para lo contrario, estoy ahí pensando, como atrapado; sugería Harold Bloom, el viejo profesor de Yale, autor de El canon occidental, que en la nómina de escritores que a su juicio deberían figurar en la lista sagrada habría que incluir a Ga-briela Mistral, porque tiene autenticidad, y la posee porque es sombría, lo cual es en sí mismo muy bonito.

Esto quiere decir que para el profesor y crítico norteamericano lo som-brío vendría a constituir un criterio o categoría estética que debería te-nerse en cuenta a la hora de valorar la obra literaria. Y lo sombrío no viene de otro sitio que de la melancolía, me parece a mí, nacida a su vez de la pesimista contemplación de uno mismo y del mundo.

De Invitación a la melancolía