La almohada. Madrid, crónica de un siglo

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Descripción

Breve prólogo al libro de un amigo, por Feliciano Barrios, de la Real Academia de la Historia

Las historias familiares, así como las memorias, tan abundantes en otras literaturas europeas no lo son, o mejor dicho en cuanto a estas últimas, no lo eran en la española. Por eso es tan estimable una historia familiar interesante y bien escrita como la que nos ofrece el XVI Conde de Fuenclara, Íñigo Castellano y Barón. Nuestro autor es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense, master en Dirección de Empresas y miembro de la Academia de Derecho Internacional de Méjico; además ha sido subdirector general y miembro del Consejo Rector del Instituto de Empresa. Interesado por la formación empresarial en España, que siempre ha creído fundamental para su desarrollo económico, fue presidente de la Asociación Española de Representantes de Escuelas de Dirección. De su experiencia en la vida económica activa da cuenta su presencia en los consejos de administración de Mapfre Seguros Generales, Mapfre Territorial, Aguas de Mondariz, y otras sociedades.

De las líneas anteriores es fácil concluir que el lector tiene en sus manos un libro, escrito por un Grande de España, que es, además, como vemos, un hombre de empresa de sólida formación jurídica, en el que ha surgido una vocación de historiador con un objeto: su pasado familiar en forma de crónica novelada. Ahora el fruto de su investigación es La almohada. Madrid, crónica que de un siglo, pero dados los lustrosos entronques de su frondoso árbol genealógico, rápidamente colegiremos las muchas posibilidades que tiene de escribir nuevos libros dedicados a algunos de los personajes que aparecen por sus añosas ramas. La mera enumeración de los linajes que han llevado la merced nobiliaria del condado de Fuenclara desde su concesión por Felipe IV a Ana María de Alagón y Pimentel, hija de los Condes de Sástago, en 1663, es la mejor prueba de ello: Alagón, Cebrián, Silva, Bucarelli, Queralt, Reynoso, Osorio de Moscoso, Barón y Castellano.

Íñigo Castellano es un noble titulado del siglo XXI que cultiva la historia familiar, que se siente depositario de un legado histórico, y que cree un deber trasmitirlo. Para conseguir esto último el camino más directo es la investigación propia en el pasado, y en su caso exponerlo en lo que hoy es felizmente letra impresa. Hablar con el Conde de Fuenclara es viajar al pasado a través de los avatares de una familia de la alta nobleza española. Le interesan todas la épocas, pero muy especialmente nuestro agitado siglo XIX, lo cual para los historiadores es particularmente interesante, pues sus cultivadores, y hemos tenido y tenemos entre ellos ejemplos brillantes, no han prestado gran atención a la historia nobiliaria, aparte de los aspectos puramente genealógicos que sí han sido objeto de atención preferente de quienes se dedican a esta rama –por otra parte generalmente alejados de los centros de estudio superiores–. El precioso libro de Antonio Marichalar Riesgo y ventura del Duque de Osuna es una clara excepción a esta carencia en el pasado. Felizmente, en la actualidad el panorama está cambiando, pues algunas líneas de investigación en departamentos universitarios están dedicadas a la nobleza titulada española en los siglos XIX y XX, con resultados muy estimables que auguran un futuro esperanzador.

El libro del Conde de Fuenclara sin tener pretensiones de gran investigación histórica –no se trata de una tesis doctoral– constituye, sin embargo, un estupendo libro de historia familiar. Bien escrito, el autor hace uso de una oportuna bibliografía, que no busca el lucimiento en las citas sino la referencia necesaria, de manera que nunca resulten enfadosas ni nos alejen del relato. Las fuentes de Archivo son interesantes, e indican la vocación de historiador nacida en un hombre dedicado al mundo de la empresa. El Archivo Histórico Nacional, el Archivo General de Palacio, algunos municipales españoles y los nacionales de Francia, son pulcramente referenciados a pie de página. Las hemeroteca –en este caso a través del universo digital– también ha sido visitada por el autor: Gaceta de Madrid, La Abeja Española, El Heraldo, La Esperanza, El Popular y El Español, aparecen frecuentemente en las páginas de La Almohada. La siempre presente formación jurídica de Íñigo Castellano hace que acuda al Diario de Sesiones cuando es preciso. Muy estimable en el relato son las notas del autor en las que aclara conceptos o complementa lo expuesto en el texto para mejor seguirlo. Aunque no hace cuadros genealógicos, ni la propia estructura de la obra los requiere, sí inserta una prosopografía básica de las sucesiones en las mercedes nobiliarias ostentadas por los Astorga a lo largo de los siglos XIX y XX. Un interesante y bien seleccionado aparato gráfico viene a ilustrar todo lo anterior para beneficio del lector. Su curioso título, La almohada, hace referencia a una ceremonia áulica de gran vistosidad y simbolismo. El Diccionario de la Real Academia Española recoge en la entrada oportuna “Dar almohada” de la manera que sigue: En Palacio, recibir la Reina o Princesa por primera vez a la mujer de algún Grande, a la que se pone almohada para que se siente, con lo cual le da posesión de la grandeza de España. La Guía Palaciana, insustituible prontuario de la todavía ritualista corte de finales del siglo XIX nos dice que “en las etiquetas del Real Palacio, la frase se emplea en sentido inverso. Se dice: TOMAR ALMOHADA”. El otorgar asiento a las esposas de los Grandes en presencia de la reina se convertía así en el ejercicio por parte de las consortes del equivalente de cubrirse sus esposos ante el monarca.

La obra se inicia con el final abrupto del reinado de Carlos IV, la proclamación de Fernando VII y los Sucesos del Dos de Mayo, para terminar en la regencia de María Cristina de Austria madre de Alfonso XIII. Todo un siglo en una familia, o mejor en unas familias, y en una ciudad Madrid, que ya no es capital de un imperio bihemisférico pero que conserva, quizá más que nunca, su condición de centro administrativo. Mazarredos, Astorgas y Madrid se convierten en nuestra compañía a lo largo de la lectura de este libro en el que se han cumplido los objetivos de su autor. Crónica novelada de una centuria difícil y convulsa –como lo fue para muchas otras naciones europeas– en la que se pasa revista a toda una época de la historia de España. Relato costumbrista y cortesano pero no solo eso, pues el autor con visión política sobrevuela los principales acontecimientos históricos que marcaron nuestro siglo XIX, para ello utilizará dos linajes familiares que encarnan elementos fundamentales en la sociedad de su tiempo: los marqueses de Astorga, vieja casa de la nobleza Trastámara presente en la vida política hispana desde Alvar Pérez Osorio, Alférez Mayor de la Divisa, del rey Enrique IV; y los Mazarredo, antigua estirpe de ilustres militares con relevantes empleos en los ejércitos reales. Nobleza de siempre y milicia. Ambas al servicio de la Corona, en un siglo en el que la primera se bate en retirada en el campo de la influencia política, mientras que la segunda se constituye en protagonista indiscutible de muchos de los cambios que entonces se vivieron. El libro recorre los reinados de Fernando VII, Isabel II, dedicando interesantes páginas a los acontecimientos de la regencia de su madre la reina María Cristina de Borbón, la Primera República y las alteraciones políticas que la rodearon, después el desgraciadamente corto reinado de Alfonso XII, para terminar con la regencia de María Cris-tina, Doña Virtudes, como la llamaron los madrileños, no siempre sin sorna pero siempre con justeza. El escenario, ya lo hemos dicho, la Villa de Madrid, una ciudad en transformación, que no cuajó en gran capital al modo de París, pero en cambio conservó el carácter de ciudad asequible para sus habitantes. Capital de un Estado necesitado de una fortaleza que no tuvo, fue con todo el centro político del que emanaban los mandatos del poder que afectaban a toda España.

Si quisiéramos situar el género literario en que enmarcar la obra nos encontraríamos con algunas dificultades de ubicación. Indiscutiblemente no estamos ante una novela histórica de las que “invaden” las librerías españolas desde hace unos años. Tampoco es estrictamente historia novelada, aunque se halle más cerca de ella. La definición de relato histórico está más cercana a la realidad de lo que significa. Los recursos literarios que constituyen los sucesos imaginarios de que se sirve el autor no tratan sino de adornar el discurso del libro y hacerlo atractivo, sin pretender en ningún momento armar una trama novelesca. De esta manera lo anterior no desmerece de la verdad histórica –verdadero norte que el autor se ha fijado en la obra–, pues nunca alteran el decurso de los acontecimientos descritos. Muy al contrario la presencia ocasional de la ficción nos sirve para su mejor comprensión. A lo largo de las páginas del libro vemos moverse a unos personajes, vivir en suma, cuyas circunstancias –ideologías, personalismos y ambiciones– y destino se confunde con el de una patria, frecuentemente doliente, a la que sin duda aman, y a la que pretenden servir desde unas posiciones de clase en claro retroceso frente al aire de unos tiempos que ya no les resultan propicios. Íñigo aparte de un escritor de historia es una patriota, en el sentido positivo que quiere siempre tener el término. A él le preocupa los males de España, que significa fundamentalmente en nuestro individualismo, frente a una necesaria unidad que reclama como necesaria para superarlos, y que presenta como medio infalible de eludir la preponderancia del viejo particularismo hispano presente en nuestra historia desde la época visigoda. De este último devienen a su juicio, por otra parte certero, las épocas de postración mientras que de la unidad se derivará el bien de la patria común, a cuyo logro todos nos debemos consagrar en la medida de nuestras fuerzas y en el lugar que ocupemos.

Todo aquello que pretendía Íñigo Castellano al enfrentarse con la primera hoja en blanco de lo que hoy es su libro lo ha conseguido. Los objetivos que se marcó los ha cumplido rigurosamente y con excelente pluma. Así describe el tránsito de la España moderna a la contemporánea a través de los cambios sociales que se experimentarán en toda la centuria, con especial atención a lo acontecido en la regencia de María Cristina de Borbón durante la minoridad de Isabel II. Una época en que veremos el ocaso del Antiguo Régimen y el nacimiento del Nuevo, aunque quizá nos faltaran en el solar hispano unos Príncipe de Salina que como el descrito en El Gatopardo comprendieran la inexorabilidad y certeros perfiles del proceso de transformación que estaban viviendo, en el que las tradicionales clases dirigentes iban a perder, de forma paulatina pero constante, su protagonismo político y en muchos casos los grandes patrimonios territoriales acumulados durante siglos, en aras de una burguesía emergente, con la que, además, en no pocos casos ansiaban entroncar con claras motivaciones económicas. Todo ello sin que el autor abandone nunca el Palacio Real como centro de toma de decisiones políticas y lugar idóneo para lograr medrar en procura de un poder que dependía en gran parte de la voluntad del Trono.

Los prólogos largos frecuentemente no se leen, a no ser que tengan un carácter introductorio de la obra del que el mío carece. Lo que he querido hacer en estas pocas líneas es invitar al posible lector a adentrarse en un libro, que no se ha compuesto para vanagloria familiar de su autor, sino para exponer el devenir de su familia en un contexto histórico determinado. Nada intenta justificar el Conde de Fuenclara, sí explicar y al hacerlo ayudar a comprender.

 

Feliciano Barrios

de la Real Academia de la Historia

La almohada. Madrid, crónica de un siglo

Autor Íñigo Castellano y Barón
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Editorial CSED
Año 2014
Idioma Español
Encuadernación Rústica; 15 cm. x 23 cm.
Nº de páginas 352
ISBN 9788494248702

Íñigo Castellano y Barón

Íñigo Castellano y Barón

Íñigo Castellano Barón (Madrid, 1949).

Conde de Fuenclara, Grande de España, nació en 1949 en Madrid. Escritor e historiador. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense y Máster en Dirección y Administración de Empresas.

Es Miembro de la Academia de Derecho Internacional de México y miembro fundador del IE Business School. Amigo de la Fundación Hispano Británica y socio de la Asociación Cultural Héroes de Cavite. Presidente de la Asociación Española de Amigos del Gran Capitán.

Fue Presidente de la AEEDE (Asociación Española de Representantes de Altas Escuelas de Dirección de Empresas) y consejero de varias sociedades.

Con más de un centenar de artículos de opinión y relatos históricos colabora en diferentes medios de carácter cultural, como son: el Portal de Historia www.historyofspain.es y el Periódico digital La Crítica, www.lacritica.eu en el que dirige la sección “HISTORIA Y CULTURA”.

LIBROS PUBLICADOS

“Apuntes de familia”.

“La almohada, Madrid crónica de un siglo”, CSED, 2014

“El sueño de un Imperio. La larga noche de Europa”, CSED, 2016

“La colección. En busca de la gloria”, CSED, 2017

“El poder del bosque”, (El Legado I), CSED, 2017

“La luna de Occidente”, (El Legado II), CSED, 2019

“El amanecer”, (El Legado III), CSED, 2020

“La sonrisa de Dios”, CSED, 2020

“La danza del bosque”, EEC-CSED, 2021

“Egilona, entre dos mundos”, EEC-CSED, 2022

(Artículos de Íñigo Castellano Barón en La Crítica)

 

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