La Colección. En busca de la gloria

Descripción

PRÓLOGO del autor, Íñigo Castellano y Barón

No fue fácil decidirme a escribir la presente obra. Varias fueron las razones por la que me resistía a hacerlo. La primera, que sobre mi antepasado Diego Messía y Guzmán, marqués de Leganés, hay escrito mucho, tanto referido a su personalidad artística como a su dimensión humana y político-militar, por tanto desde ese aspecto resultaba difícil dar a mi trabajo un valor añadido que despertase el interés de mi lector. En segundo lugar, el estudio de su colección así como el complejo entramado del mercado del arte en aquel siglo XVII estaba ya tratado por numerosos especialistas en la materia, restándome poco que contar o añadir. Mi mujer, por tener una vocación y actividad directamente relacionada con ese mundo, me insistía a ello y mostraba ilusión de que siendo yo descendiente directo escribiera de manera más divulgativa sobre el personaje, intentando suscitar la curiosidad no solo a los entendidos en arte y mecenazgo sino también al gran público, al que poder descubrir el selecto grupo de hombres que vivieron para sus colecciones, significando mucho en la historia del arte junto a pintores y grandes artistas. En definitiva, alejarme del análisis técnico del especialista y adentrarme más en los comportamientos humanos y sociales del entorno.

Vino de pronto a mi mente una cita de la que hice uso cuando dediqué a mis hijos un libro que escribí y edité hace algunos años, Apuntes de Familia; decía el gran escritor británico Oscar Wilde: «El único deber que tenemos con la historia, es reescribirla». Sobre esta sentencia puse todo el afán para decidirme a escribir la obra que hoy presento. Tuve para ello que salvar el obstáculo de buscar un hilo conductor que se alejase de la extensa narrativa escrita acerca del personaje y no caer en una repetición reiterada de su vida y, por lo mismo, aburrida. Encontré la solución al desarrollar su vida y obra de manera novelada, respetando con rigor los hechos y personajes históricos, pero estableciendo una trama argumental que estimulara la narrativa compaginándola en paralelo con la realidad histórica. Me serví de un personaje: un modesto pintor que encontrando en Leganés a su mecenas, realizó su retrato, sobreviviendo como pudo hasta alcanzar el éxito en esa corte de la Luz y de las Letras que fuera la de Felipe IV. A través de su azarosa vida e insospechado final, y la no menos de Leganés, se conduce la novela que enfatiza en la pintura y en la decadente sociedad, por entonces altamente motivada por su propio soberano en la adquisición del arte en todas sus manifestaciones. Así nació la obra que titulé: La Colección. En busca de la Gloria.

He intentado repasar el siglo XVII tanto desde su perspectiva artística, donde con fuerza se manifiesta la ansiedad de sus clases dirigentes por el arte, sin caer en el detalle del análisis técnico que la pintura conlleva y tan bien tratado está por los autores especializados en la materia, como igualmente sobrevolar ligeramente la sociedad artística de Europa a través del protagonista. Un vuelo que se prolonga en el tiempo tras su muerte y sin que, en ello confío, el trayecto recorrido se haga largo al lector.

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