Descripción
SHELLABARGER Y SU OBRA, por Jodee Anderson
Aunque los estilos literarios evolucionan, y son muchos los autores que intentan reinventar el arte de escribir, existe una clase de novela que siempre parece tener su sitio en el corazón del lector: la novela histórica. Estos relatos que suelen ser escenificados de manera muy precisa, que representan un momento más o menos fijo en la historia, y que, incluso, con frecuencia, nos dan una imagen muy estudiada de la sociedad del momento, también tienen su parte de ficción. El lector puede revivir algún evento importante de la historia, pero a través de la imaginación del autor. Lo que leemos está basado en hechos, por un lado, pero es pura invención, por el otro. De algún modo las historias que cuentan podrían ser verdad. Quizá por eso nos atraen más.
Este año la editorial AKRÓN nos otorga la posibilidad de disfrutar de dos de las novelas históricas más leídas del autor estadounidense Samuel Shellabarger, al reeditar dos libros suyos: Capitán de Castilla y Lord Vanity.
EL AUTOR
Samuel Shellabarger nació el 18 de mayo de 1888 en Washington D. C. A consecuencia de la muerte de sus padres durante su infancia, fueron sus abuelos paternos los que le criaron y se ocuparon de su posterior formación educativa. Como afirma Jesse Knight, este hecho va a tener mucha relevancia en la vida del escritor.
En primer lugar, pasó toda su juventud en el ambiente político de la capital de los Estados Unidos. El abuelo Shellabarger (1817-1896), del Estado de Ohio, se licenció en derecho y ejerció la abogacía durante toda su vida. A la vez, se dedicó plenamente a la política. Primero desarrolló el cargo de congresista de Ohio (1852 y 1853), para posteriormente salir elegido como representante en el trigésimo séptimo Congreso de los Estados Unidos de América. Aunque perdió las elecciones de 1862, volvió a ocuparse del mismo puesto para el Partido Republicano en dos ocasiones más: de 1865 a 1869 y de 1871 a 1873. Asimismo, desempeñó un cargo del gobierno de EE. UU. en Portugal en 1869. El escritor recuerda su infancia con estas palabras: “[m]i abuelo nació en 1817 y mi abuela en 1828, de modo que, durante mi niñez, estuve especialmente bajo la influencia de aquella generación con su criterio tradicional y su memoria que llegaba a los tempranos días de la República. Considero que esta influencia ha sido primordial para mi vida”[1].
La niñez privilegiada del autor Samuel Shellabarger, quien con sus abuelos asistía al teatro, y tuvo su primer contacto con Europa antes de los quince años, seguramente ha beneficiado su faceta creativa. De su primer viaje a Europa en 1903, dice que “… mis impresiones de Londres, París y Roma a principios de siglo llegaron a ser imborrables en mi mente y han dejado una nostalgia por el pasado que ha dado color a mi narrativa histórica”[2]. Otra circunstancia ventajosa de su juventud es el hecho de que su formación educativa tuvo lugar inicialmente en centros escolares privados y posteriormente en las mejores y elitistas universidades de la costa Este estadounidense.
Según Judson Knight, después de licenciarse en la Universidad de Princeton (New Jersey) en 1909, Shellabarger realizó una estancia en el extranjero en la Universidad de Múnich (1910-11). Luego, regresó a EE. UU. para llevar a cabo su doctorado en la Universidad de Harvard (Massachusetts). Durante los dos últimos años de la realización de su tesis doctoral, titulada Diccionario tesauro sobre frases hechas en anglo-sajón y nórdico antiguo[3], ejerció la docencia en Princeton. En 1917 recibió de la Universidad de Harvard el título de doctor en Filosofía. En el mismo año, EE. UU. entró en la primera guerra mundial, y, en cuanto Shellabarger hubo terminado su tesis, comenzó su servicio militar como teniente. Primero estuvo en el cuerpo de la artillería, después pasó al servicio de inteligencia militar y finalmente desempeñó el cargo de ayudante del agregado militar en el Consulado de EE. UU. en Estocolmo. Seguramente este cargo tuvo relación con el hecho de que se había casado en 1915 con Vivan Georgia Lovegroove Borg, una sueca, a quien había conocido en Suiza, en 1914, durante uno de sus frecuentes viajes a Europa.
Al terminar la primera guerra mundial, Shellabarger volvió a aceptar un cargo docente en la Universidad de Princeton. Estuvo allí de profesor ayudante durante una temporada. En una gran parte del trabajo de estudio e investigación de su carrera académica demuestra su pasión y dedicación al siglo XVIII. Asimismo, de Shellabarger, muchos coinciden con Goldwin Smith en destacar que “sus ideas se expresan con habilidad” y están “blindadas con sabiduría” (1952: 664). En 1922, se trasladó con su familia a Lausanne, Suiza, donde permanecieron durante cinco años. También pasarían dos años en Inglaterra y Francia. De hecho, hasta 1931 Shellabarger pasaba temporadas en Europa y en EE. UU. Seguramente esto explica por qué era políglota. Hablaba y escribía en inglés, francés, español, italiano, alemán, sueco y danés, y tenía buena base en latín y griego. Se aprecia su habilidad lingüística en sus novelas históricas, en las que refuerza la identidad de los personajes con frases en español, francés, e italiano. De nuevo, en EE. UU. se dedica plenamente a escribir a partir de 1931.
Algunos críticos de los años 40 destacan su gran habilidad para representar de forma exhaustiva la época descrita en cada relato. Encuentran la explicación en el hecho de que, académicamente, Shellabarger se dedicó primero a la historia, con el monográfico (The Chevalier Bayard, 1928) sobre la vida del Pierre Terrail, Seigneur de Bayard. Años más tarde, Richard O´Gorman (1973: 436) clasificaría esta novela, que representa a le bon chevalier Bayard, como una “biografía dinámica y comprensiva” de esta figura, y prosigue: “La habilidad de Shellabarger de evocar el ambiente de un esplendor de antaño, nunca fue más claramente manifiesta que en este relato suspicaz de una figura verdaderamente heroica…”[4]. Es cierto que Shellabarger tenía cierta reverencia a esta persona, ya que su personaje aparece en tres de sus novelas históricas: Capitán de Castilla, El príncipe de los zorros y El paladín del rey. Al año de publicar este trabajo académico, escribe su primera novela, The Black Gale (Century, 1929).
Posteriormente, escribe una biografía de Lord Chesterfield. Esta última se publicó primero en Inglaterra en 1935 para luego llegar con una nueva edición al público americano en 1951. Mientras que en Reino Unido se recibió este libro con reservas (ver Gulick Jr.) [5], cuando reaparece en Estados Unidos, años más tarde y con unos cambios en su texto, es bien recibido, como se puede apreciar en estos comentarios de Goldwin Smith: “[e]l resultado es una combinación afortunada e inusual de erudición honrada y prosa humana… No hay duda sobre el interés apasionado de Shellabarger en su sujeto” (1952: 664)[6]. En todo caso, es bien sabido que era especialista en el período del siglo XVIII en el que precisamente se desarrolla la trama de Lord Vanity. Se percibe todo el trabajo minucioso de Shellabarger para establecer un ambiente de elementos muy específicos, y también se observa cómo este ambiente tiene que ir cambiando con el país de cada escena para enseñar al lector los diferentes lugares, culturas y modas de Italia, Francia, Reino Unido e incluso, hasta cierto grado, de Canadá.
Al tener ya varios trabajos académicos publicados, y para que su credibilidad no se viera afectada, decide, durante casi una década, utilizar dos seudónimos para la publicación de otros libros suyos (romances y misterios). Con el nombre de John Esteven aparecen: Door of Death (Century, 1928), Voodoo (Doubleday, 1930), By Night at Dinsmore (Doubleday, 1935), Blind Man’s Night (Hodder & Stroughton, 1937), While Murder Waits (Harrap, 1937), Graveyard Watch (Modern Age, 1938) y Assurance Double Sure (Hodder & Stroughton, 1939). Como Peter Loring escribe Grief Before Night (Macrae Smith, 1939) y Miss Rolling Stone (Macrae Smith, 1939), que vio la luz primero en Reino Unido como He Who Travels Alone (Hodder & Stroughton, 1939). Aparte de su actividad docente y estas novelas dedicadas al mundo del crimen, Shellabarger también escribe para revistas, entre otras: McCall’s y Cosmopolitan.
En 1938, con una decisión curiosa de reciclaje profesional, acepta el puesto de director de una escuela femenina en la Columbus School for Girls, en Ohio, durante dos años. Knight (1996) sugiere que este cambio le va a proporcionar el tiempo que necesita para dedicarse con más intensidad a escribir. Sea como fuese, a partir de este momento van a publicarse sus novelas históricas de más éxito, y todas van firmadas por Samuel Shellabarger: Captain from Castile (1944 & 1945), Prince of Foxes (1947), The King’s Cavalier (1950) y Lord Vanity (1953). Como los best seller que fueron en su momento, sus traducciones se publicaron en España al poco tiempo: Capitán de Castilla (1947), Príncipe de los zorros (1948), El paladín de la corona (1951), Lord Vanity (1955), todas por la editorial Éxito (Barcelona).
Dos novelas suyas, The Token (1955), que es ficción juvenil, y Tolbecken (1956), traducida en España como El gran árbol (1957), son obras póstumas, ya que murió de un ataque de corazón en Princeton, New Jersey, el 20 de marzo de 1954.
Hoy en día, es obvio que los lectores todavía encuentran atractivas las novelas de Shellabarger, puesto que el nombre del autor estadounidense aparece con frecuencia en blogs y foros, en los que se suelen comparar sus obras con autores más tradicionales, como Dumas, y también con la literatura más actual de Arturo Pérez-Reverte. Otra prueba de su valor para el público es el hecho de que varias de ellas han sido editadas de nuevo recientemente en Estados Unidos: Captain from Castile (Bridge Works, 2002), Prince of Foxes (Bridge Works, 2002), The Chevalier Bayard (Kessinger Publishing, 2008). Asimismo, este año reaparecen en España, editadas por AKRÓN, las novelas Capitán de Castilla y la presente obra de Lord Vanity. Curiosamente, también se han reeditado dos de las versiones que realizó Shellabarger para el cine, puesto que en 2007 se hizo una nueva promoción del actor Tyrone Power a la venta. La Tyrone Power Collection incluye cinco películas (Blood and Sand / Son of Fury / The Black Rose / Prince of Foxes / The Captain from Castile).
CONTEXTO HISTÓRICO DE CAPITÁN DE CASTILLA
Shellabarger desarrolla el argumento de esta novela en el Renacimiento español. Uno de los máximos representantes de la primera fase del Renacimiento español es Cristóbal de Castillejo, poeta español nacido en Ciudad Rodrigo en 1490. Este poema suyo muestra su reacción tradicionalista frente a la adaptación de los metros italianos que empezaban a emplear otros poetas del siglo XVI, como Garcilaso de la Vega, Juan Boscán o Diego Hurtado de Mendoza.
Garcilaso y Boscán, siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,
los unos a los otros alterados
se miran, con mudanza de colores,
temiéndose que fuesen corredores
espías o enemigos desmandados;
y juzgando primero por el traje,
pareciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;
y oyéndoles hablar nuevo lenguaje
mezclado de extranjera poesía,
con los ojos los miraban de extranjeros.
Esta reacción de lo tradicional frente a lo nuevo enmarca de forma muy adecuada el fondo histórico de Capitán de Castilla, de Shellabarger. La acción comienza en el año 1518, muy cerca del momento en que vio la luz este poema de Castillejo, y da fe de una sociedad española dividida en un sistema de clases y de deberes que todavía tiene repercusión hoy en día. Para Shellabarger era de suma importancia investigar de modo exhaustivo todos los hechos del momento histórico en cuestión, para luego plasmarlos en sus novelas, y con este fin leía fuentes de la época para enterarse de cómo ellos mismos, los testigos oculares, daban testimonio de lo ocurrido. Según Knight (2007), las novelas de Shellabarger se destacan por su atención al detalle y su compromiso para relatar una versión auténtica del momento histórico. Seguramente, tanta lectura de estas fuentes le ha proporcionado la habilidad necesaria para plasmar muy fielmente el estilo de lenguaje de la época.
Parte de la acción de esta novela, en la que muchos han apreciado cierta influencia de Dumas, se desarrolla en la España de la Inquisición del siglo XVI, mientras que el resto tiene lugar principalmente en México en el momento de la conquista española. Con las descripciones detalladas y bien documentadas de Shellabarger, que dan evidencia de las torturas de la Inquisición y el oro de Moctezuma, se experimentan las sensaciones de la época de Hernán Cortés. Comienza con la presentación de Pedro de Vargas, el protagonista y héroe del relato. Este personaje, que se desvela paulatinamente, celebra su santo con diecinueve años al comienzo de la acción y su boda al final.
Pese a que los críticos subrayan la sencillez de los personajes de Shellabarger, es precisamente a través de sus relaciones cómo se desarrolla el argumento del relato. La relación entre Pedro de Vargas y su padre, Francisco de Vargas, ejemplifica muy bien la situación que se ha mencionado anteriormente de lo tradicional frente al cambio de la sociedad. Otro ejemplo se encuentra en las experiencias que Pedro tiene con el marqués de Carvajal y su hija Luisa, quien llega a ser la prometida de Pedro. También presente en esta versión de la historia son las interpretaciones de la perversidad de los inquisidores y del trato vil que recibe el pueblo de Moctezuma a manos de los conquistadores. Las observaciones que llega a realizar honran a un Pedro más maduro, cuando éste compara el castigo de morir quemados en el fuego, elegido para ellos por parte de los indios, con el castigo que repartían los inquisidores en su España natal. Es más, a nivel filosófico, podría llegar a pensar en la condición humana y cómo, aunque uno se suele fijar más en las diferencias para poder mantener la distancia con otros grupos, la mayoría de las veces el ser humano tiene una forma muy parecida de actuar. La maldad del ser humano se muestra en este ejemplo, mientras que la bondad se ve en el perdón que Pedro otorga al indio Coatl, y que tendrá su respuesta paralela en un momento dado de la acción.
Otro personaje fuerte y digno de mención es Catana Pérez. Esta gitana, enamorada de Pedro, está dispuesta a dar su vida por él y lo sigue hasta el Nuevo Mundo, donde Pedro irá para probar su fortuna con su amigo Juan García. Curiosamente, una de las críticas de esta novela tiene que ver con Catana, ya que la relación entre ella y Pedro sería esencialmente imposible en ese momento histórico. Sin embargo, Shellabarger le saca provecho para sus lectores más modernos, quienes aprecian el coraje y la lealtad de Catana más que su virtud (Ludlow, 1946: 186).
Los personajes de ficción hasta ahora expuestos se relacionan con otros más conocidos, las figuras históricas de aquella época, entre otros: Hernán Cortés, Pedro de Alvarado y Contreras, fray Bartolomé de Olmedo, Diego Velázquez de Cuéllar, Francisco Hernández de Córdoba, Pánfilo de Narváez, Seigneur de Bayard, así como Marina o la Malinche y, obviamente, Moctezuma, el tlatoani, el emperador del imperio azteca. Incluso el lector puede experimentar estar en presencia del Tribunal de la Santa Inquisición de Jaén, que en ese momento histórico era uno de los más activos[7]. Todas estas referencias históricas refuerzan la estructuración cronológica del relato y ayudan a crear un ambiente histórico muy fiel a ese momento.
Cuando se publicó por vez primera en 1944, Capitán de Castilla se convirtió en best seller casi del día a la noche. La Literary Guild le premió con su elección en enero del mismo año de su publicación. Casi a la vez, Century-Fox desembosó 100.000 dólares norteamericanos por los derechos cinematográficos. Esta novela histórica tuvo tanto éxito que se reeditó doce veces antes de marzo del mismo año. Llegó a tener veinte reediciones sólo en pasta dura. Más tarde, Tyrone Power se encargaría de dar cuerpo y voz a Pedro de Vargas en la gran pantalla, aunque la versión cinematográfica no es fiel a la obra de Shellabarger, ya que sólo cuenta parte de la acción desarrollada en la novela. Shellabarger se encargó personalmente del guión con la ayuda de Lamar Jefferson Trotti. Aparte de su debut en Hollywood, se publicaron traducciones de Capitán de Castilla en 18 idiomas (Knight, 2007). Resulta obvio entender por qué esta obra se considera como el primer gran éxito de Shellabarger.
CONTEXTO HISTÓRICO DE LORD VANITY
A pesar de que no se llegó a realizar la versión cinematográfica de Lord Vanity, se habría prestado bien a este fin. Esta novela dedicada al siglo XVIII, comienza en el verano de 1757 en Villa Bagnoli, la zona de descanso veraniego de la clase aristócrata veneciana. Con 19 años, el protagonista, Richard Morandi, hijo ilegítimo de Thomas Hammon, lord Marny, se gana la vida como segundo violín en la orquesta contratada para la fiesta celebrada en la mansión del conde de Widiman. Richard, o Milor, como le llaman sus amigos en referencia a sus comienzos, hijo de la francesa Jeanne Dupré y con el padrastro italiano, Vico Morandi, normalmente se dedica a actuar en el teatro de San Lucas, bajo la tutela de Carlo Goldini. Esa misma noche conocerá a las dos mujeres que cambiarán su vida: Amélie, la condesa Des Landes, y Maritza Venier, hija de Antonio Venier. Ambas son de la clase noble, bellas, y las dos llegarán a interesarse por Richard. No obstante, para poder cortejar a cualquiera de estas damas, él tendrá que cambiar de estatus social.
El primer paso lo da de la mano de Goldini en una actuación cómica. Representando a un noble, comparte escena con su nuevo pero misterioso apoderado cavaliere Marcello Tromba. Una vez que Tromba le acepta en la familia, hará bien en cuidar su relación, ya que por algo también es conocido como el marqués de Corleone. Con su actuación, Morandi saborea la vida de la clase aristocrática, a la vez que se gana el respeto de todo el público, salvo de Marin Sagredo: un enemigo peligroso que se volverá a cruzar en su camino. El hecho de descender de la nobleza y casi poder formar parte de este mundo, lo va a hacer mucho más atractivo para este joven. El resto de la novela dará testimonio de las decisiones que toma para poder alcanzar su sueño de pertenecer a la clase alta.
Toda la acción de esta historia ficticia se entrelaza con la historia real del siglo XVIII. Al comienzo de la novela, Shellabarger utiliza a Carlo Goldini para este fin. Conocido como el dramaturgo más grande de Venecia, provocó una situación sin par en la historia del teatro italiano cuando, en 1752, decide dejar el teatro Malibran, propiedad de la familia Grimani, para realizar su obra en el teatro San Luca, de los Vendramins. Ocurrió justo antes de lo que se reconoce como su mejor periodo de producción, durante el cual ven la luz muchas de sus comedias, y en el que se desarrolla el estilo conocido como ópera bufa (Banham, 1995: 433). El disciplinado lector se encuentra con muchos conocidos: John Murray, el diplomático británico en Venecia; David Garrick, actor y dueño del Drury Lane Theatre en Londres; Jean-Jacques Rousseau y Denis Diderot, dos filósofos eminentes de la sociedad francesa, y también otros que no lo son tanto, pero que destacan por su origen, como Antoine de Sartine (natural de Barcelona), quien en aquella época histórica ocupó el cargo de teniente general de la Policía de París.
Aparte de los personajes, también Shellabarger hace uso de lugares que, aún hoy en día, se pueden conocer, por ejemplo, en Italia; entre otros, describe en detalle la Villa Widmann Foscari, en Villa Bagnolia, cerca de Mira, el Palazzo Venier, el Teatro Vendramin o Teatro San Luca, hoy llamado el Teatro Carlo Goldini. La descripción de estos sitios aparece de la mano de costumbres y tradiciones que los hacen aún más reales: las modas italianas y francesas, así como la música y los bailes de la época, hasta narraciones de la celebración de la fiesta de carnaval, o de las torturas que se realizaban en los Pozzi de la cárcel ubicada en el Palacio Ducal.
Asimismo, Shellabarger se esmera en la presentación verídica de los eventos históricos del momento, como, por ejemplo, la disputa entre los dos dramaturgos italianos más importantes en aquella época, Carlo Goldini y Carlo Gozzi, el intercambio filosófico que se desarrollaba en Europa, o la batalla de Quebec, en la que participa Richard Morandi, contada de forma muy cuidada y con todo lujo de detalles.
TEMAS PRINCIPALES EN LAS DOS NOVELAS
En cuanto a Capitán de Castilla, que representa el momento histórico de la conquista de México por los españoles, algunos de los temas principales reflejan la cultura norteamericana. Se observa la idea del nuevo comienzo que experimentaron muchos de los que cruzaron el Atlántico y participaron en estas expediciones. En la mayoría de los casos, al perder sus lazos familiares, tuvieron la posibilidad de empezar de nuevo la construcción de su propia identidad. Aunque las razones por las que emprendieron el viaje eran muy diversas, y los que se marcharon eran de distintas clases sociales, una vez que hubieron llegado, muchos vieron cómo, gracias a su esfuerzo y trabajo, eran capaces de cambiar de rango social, e incluso de llegar a pertenecer a una clase social alta, puesto que llegaban a ser dueños de grandes extensiones de tierra y de patrimonio. Este contacto que tuvieron muchos europeos con el nuevo mundo, les dio la oportunidad del sueño americano que algunos aún persiguen hoy en día: el hombre hecho a sí mismo. Aunque Pedro de Vargas pudo hacer uso, en alguna ocasión, del prestigio de su padre, también es cierto que llegó a embarcar hacia Cuba con su caballo como único recurso. Por otro lado, una vez en México, Juan García y Catana Pérez interactuaron con sus superiores de un modo que no era socialmente aceptable para personas de su posición social en la España de aquella época. Hasta a los criminales se les perdonaba cuando hacían falta para salvar la posición de los conquistadores, y por su colaboración cobraban las recompensas que les permitirían integrarse en una clase social con más medios.
El tema del hombre hecho a sí mismo también está presente en Lord Vanity, ya que el humilde actor Richard Morandi accede, mediante un papel de teatro, a la clase alta. Este primer paso le permite conocer a Maritza Venier, y desempeñar un papel significativo para el futuro de la bailarina. No obstante, para realmente formar parte de su mundo tendrá que encontrar cómo cambiar de estatus social. Aun así, sólo se permite suplicar la ayuda de su padre en un momento crítico, cuando la otra elección es la muerte. Otro ejemplo es Maritza Venier. Esta hija única del patricio Antonio Venier ha visto cómo por razones políticas su familia ha quedado en una situación económica delicada. Maritza quiere ser bailarina como su difunta madre –gran estrella del circuito francés–. Sin embargo, una moza que demostraba sus habilidades en este arte, si no estaba casada, debería tener un apoderado que se ocupara de sus gastos y, a su vez, recibiese las atenciones de la bailarina. Quizá los apuros que pasa ella, que se muestra fuerte en su empeño de realizar el sueño de su vida sin comprometer su virtud, resultan más destacados al compararla con la joven francesa, Amélie, la condesa Des Landes, quien, estando en una posición similar a la de Maritza, se enfrenta a la vida de otra manera. Amélie sí sabe sacar todo el provecho posible de su situación como mujer seductora, capturando los corazones de ricos aristócratas de la alta sociedad italiana y francesa. En todo caso, ambas luchan por redefinir su lugar social y, de paso, su propia identidad.
Finalmente, es imprescindible hacer referencia a los lazos que se establecen en ambas novelas entre el viejo y el nuevo mundo. Muy probablemente, es ineludible que Shellabarger, habiendo vivido en ambos continentes, incluya a los dos mundos en su literatura. En Capitán de Castilla se da fe de la integración de los españoles en las Américas, mientras que en Lord Vanity se observa la presencia de los europeos en Canadá, justo en el momento en que toda Europa se empeña en buscar nuevos territorios para colonizar. Las versiones históricas que hace Shellabarger de cada época muestran la crudeza de la conquista española y de la lucha entre Inglaterra y Francia en Norteamérica. No obstante, sus personajes parecen terminar aceptando este mundo nuevo. De hecho, al final de sendos relatos, ambos protagonistas tendrán que decidir si quieren seguir en la Europa de su juventud, o si, al contrario, han de instalarse en la nueva tierra prometida de las Américas.
Hoy en día, resulta interesante volver la mirada hacia atrás para darnos cuenta de cómo y cuánto han cambiado las normas de la sociedad occidental, en las que el respeto y la igualdad básicamente se dan por sentado a todos los niveles sociales. El enfoque de estas novelas históricas nos impulsa a reflexionar acerca de lo que ha cambiado o, simplemente, a disfrutar de la escenificación. Con sus explicaciones tan detalladas, Shellabarger nos hace entrar en la historia para poder ver, oír, oler, saborear e incluso sentir los lugares que describe. Las historias de amor que experimentan los protagonistas también hacen atractiva esta lectura apasionada sobre los primeros encuentros entre el viejo y nuevo mundo. No obstante, lo que más se aprecia en la obra de Shellabarger es el enfoque histórico que el lector puede percibir de modo tan presente y tan real. Asimismo, esta perspectiva histórica vuelve a tener actualidad en este siglo, en el que tanto Europa como Norteamérica siguen siendo los destinos mayoritarios de los pueblos emigrantes en la búsqueda de un territorio que les oferte nuevas oportunidades y en el que tendrán que iniciar una nueva vida.
Lugo, 15 septiembre de 2008
Jodee Anderson
[1] Traducción mía de una cita recogida por Jesse Knight (texto original) “My grandfather was born in 1817 and my grandmother in 1828, so that, during my boyhood, I was especially under the influence of that generation with its traditional standards and with its memories which extended to the early days of the Republic. I consider this influence paramount in my life”.
[2] Traducción mía de una cita recogida por Jesse Knight (texto original) “… the impressions of London, Paris, and Rome at the turn of the century became indelible in my mind and have left a nostalgia for the past which has colored my historical writing”.
[3] Traducción mía del título original, A Thesaurus of Figures of Speech in Anglo-Saxon and Old Norse.
[4] (Traducción mía de este texto original) “Shellabarger’s talent for evoking the atmosphere of bygone splendor was never more clearly manifest than in this sensitive account of a truly heroic figure…”.
[5] (Traducción mía de este texto original) “Many will praise this biography, I cannot” “Muchos alabarán esta biografía, pero yo no” (1937: 451).
[6] (Traducción mía de este texto original) “The result is a happy and unusual combination of honest scholarship and human prose… There is no doubt of Dr. Shellabarger’s passionate interest in his subject”.
[7] Como ejemplo, véase el artículo de Porras Arboledas.
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