Descripción
MIS REFLEXIONES SOBRE EL CONFLICTO (LAS DE UN INGLÉS EN EL BANDO DE LOS NACIONALES)
Peter Kemp
ÍNDICE GENERAL
INTRODUCCIÓN, Luis Arias González, 9
MIS REFLEXIONES SOBRE EL CONFLICTO (MINE WERE OF TROUBLE) por Peter Kemp
PRÓLOGO, 31
CAPÍTULO 1, 35
CAPÍTULO 2, 51
CAPÍTULO 3, 65
CAPÍTULO 4, 89
CAPÍTULO 5, 123
CAPÍTULO 6, 149
CAPÍTULO 7, 165
CAPÍTULO 8, 181
CAPÍTULO 9, 203
CAPÍTULO 10, 235
ÍNDICE ONOMÁSTICO, 255
Han pasado ya setenta años desde el final de la Guerra Civil y el reconocimiento hacia los combatientes internacionales que intervinieron en la misma es muy distinto según el bando en el que participó cada uno de ellos.
Mientras que los Brigadistas republicanos han recibido en los últimos tres decenios todo tipo de merecidos homenajes, incluida la concesión nominal de la nacionalidad española y el derecho a poder percibir las correspondientes pensiones y compensaciones económicas a las que fueron merecedores, los del otro bando apenas son recordados salvo, y muy esporádicamente, por la minúscula y dividida extrema derecha nacional y por unos pocos nostálgicos del Franquismo.
En Mis reflexiones sobre el conflicto –el Mine were of trouble de Peter Kemp, que se publicó en 1957 en España con el título de Legionario en España–, el autor describe su peripecia a lo largo de sus diez capítulos de forma clásica y siguiendo un orden cronológico estricto, desvelando la iniciación a la vida de un joven snob británico en medio del caos, la confusión y el horror de una Guerra que pasará de ser de una contienda romántica a un antecedente, a pequeña escala, de la posterior Guerra Mundial.
Es difícil ahora recordar la atmósfera de 1936. Cuando recibí el doctorado en Lenguas Clásicas y Leyes, en Cambridge, en el mes de junio de aquel año, la política europea era confusa y oscura. Los cimientos de la paz parecían resquebrajarse, a pesar de lo cual pocos eran los convencidos de que otra guerra mundial era inevitable, y también pocos quienes podían prever las coaliciones que se formarían, al estallar las hostilidades. El desconcierto de los pueblos de Europa se reflejaba en los errores de sus gobernantes, y en sus vacilaciones.
Hitler había alcanzado el poder supremo en Alemania, pero todo el horror y los peligros que entrañaba su régimen no eran universalmente aparentes. Por el contrario, a menudo se le aplaudía en Alemania y el extranjero, por el orden impuesto al desbarajuste provocado por la República de Weimar, y por la supresión del comunismo. Pero el renacimiento de la Wehrmacht, la retirada de Alemania de la Liga de las Naciones y la ocupación militar de la margen del Rin eran presagio de lo que se aproximaba…
Peter Kemp, 1957
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